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Entrevista a Clara Larraín, productora y actriz de Nuestra Memoria.

Sandra M Ríos

23 nov 2021

En CineVista hemos conversado con la productora y actriz Clara Larraín, para conocer de Nuestra Memoria y su visión sobre la producción en Latinoamérica realizada por mujeres.   

Hablemos del origen de Nuestra memoria.


Nuestra Memoria se origina durante el proceso de investigación del largometraje “Un Lugar Llamado Dignidad” de Matías Rojas Valencia, una idea original y guion del director que en 2020 comienza a trabajar con el productor Tomás Gerlach, adjudicándose el fondo de fomento audiovisual 2021 y a la que luego nos vinculamos Paulina García y yo.


Entiendo que esta es una película híbrida, entre el documental y la ficción, pero incluso va mucho más allá de los límites de los géneros. Explícanos.


Nuestra Memoria no es un documental clásico, no tiene entrevistas tal como estamos acostumbrados, es un proyecto documental, pero filmado en tecla de ficción, lo que fue posible debido a la larga relación del director con los colonos y también con la actriz Amalia Kassai. Matías sabía el material que obtendría en Patagonia, conocía bien los relatos, lo que le permitió escribir un guion secuenciado muy claro, en el que todos en el equipo entendíamos el material que se pretendía obtener. Realmente el espectador se sentirá viendo una ficción, pero es aún más potente cuando te das cuenta de que son personajes reales con profundidad, luces y sombras, quienes están frente a la cámara.


La hibridación no es solo en términos narrativos, ya que también se utilizaron cámaras, ópticas y relación de aspecto distintas entre documental y ficción. Mientras la primera está filmada con una cámara red epic y lentes Carl Zeiss de los 80, que dan cierto carácter nostálgico a la imagen, en aspect ratio 4:3 y cámara fija en trípode, emulando las viñetas de un cuento ilustrado, la ficción se filmó con Alexa Mini y lentes cooke anamórficos en aspect ratio 2.35:1 con planos secuencia en cámara estabilizada.


¿Qué historia cuenta la película?


Dentro de este documental se inserta una historia de ficción con una trama completamente diferente, que habla sobre los detenidos desaparecidos en dictadura desde el punto de vista de una mujer civil que entregaba información a los militares y hoy, debido a padecer Alzheimer, decide buscar algo de redención antes de olvidar. Ambas tramas muy distintas, pero conectadas por la temática de la memoria. Como bien lo definió Paulina García es como una muñeca rusa audiovisual, una película dentro de otra película, profundizando en el metalenguaje presente en la filmografía de Rojas Valencia.

Hay un elemento que transita entre ambos mundos y es el vehículo narrativo para entrar y salir a la ficción, esto es Amalia, quien se interpreta a sí misma en el documental y a Alejandra, familiar de un detenido desaparecido, en la ficción.


¿Dónde y cuándo realizaron el rodaje?


El rodaje de este largometraje híbrido de 80 minutos que cuenta con 40% ficción y 60% documental, se llevó a cabo entre agosto y septiembre del 2021, en la Patagonia y Araucanía chilena, con un equipo paritario de talentosos profesionales.


La historia de “Nuestra memoria” de alguna manera también está conectada con la otra película de Matías Rojas “Un lugar llamado dignidad”, ambas participantes en el Festival de Cine de Tallinn, Estonia. ¿Por qué?


Sí, es muy bonito como se vinculan los proyectos, pero a la vez son películas independientes que tienen vida propia. Mientras Matías investigaba Colonia Dignidad —una poderosa secta alemana situada en el sur del Chile— para su película “Un Lugar Llamado Dignidad” (Competencia Oficial Tallinn Black Nights) conoció a Ingrid y Franz, una pareja de colonos que escaparon de la Colonia tras 40 años de esclavitud. En sus numerosos encuentros, ambos expresaron a Matías la necesidad que tenían de contar su historia y no desaparecer en el olvido. Esto motiva al director a una nueva película, que si bien está teñida de la historia de la secta liderada por Paul Schaefer, debido a sus protagonistas, esta vez trata sobre la memoria, buscando abrir una conversación en torno a la posibilidad de reparar, no solo uno de los pasajes más oscuros de la historia reciente de Chile, sino también la propia historia, la de cada uno de nosotros. Un elemento interesante que vincula ambos proyectos es la actriz Amalia Kassai, quién protagoniza ambas películas en las que representa dos personajes de ficción y a sí misma.


La gran actriz latina Paulina García está en el proyecto tanto como protagonista como otra de las productoras. Optaron por una actriz profesional y de gran trayectoria para este proyecto. Hablemos de su escogencia.


Pali es maravillosa, no solo una gran actriz, camaleónica y con mucha profundidad, sino también una mujer muy especial que se vinculó a este proyecto llevándolo sin duda a otro nivel. La verdad es que nunca pensamos en otra persona para el rol, Matías escribió pensando en ella y tanto Tomás como yo, al leer el guion, supimos que era un rol al que solo Paulina podía dar vida. Fue bastante sincrónico todo, Pali estaba filmando en España cuando le enviamos el guion y tenía otra serie confirmada en Argentina. El tiempo fue muy justo porque la única semana que pasó en Chile fue la que teníamos agendada para el rodaje de la parte de ficción de la película y de ahí todo fluyó.


 ¿En qué etapa está la película?

La película está en montaje y proyectamos el estreno en festivales para el 2022.


¿En términos de producción cuáles han sido los desafíos de la película?


Como buen proyecto de autor latinoamericano el mayor desafío en producción ha sido en temas presupuestarios, donde la creatividad es el mayor aliado, buscar modelos alternativos y colaborativos de producción, involucrando al talento local en cada uno de los lugares donde filmamos. Por otro lado, tanto Matías como nuestro director de fotografía Andrés Cárdenas y de arte, Sebastián Torrico, solucionaron de manera elegantísima el pie forzado de trabajar con presupuesto acortado, transformándolo en parte de la propuesta artística, lo que le da al proyecto una narrativa visual muy particular.

El otro punto complejo para producción fue filmar en invierno en Patagonia, la película requería nieve para retratar las condiciones extremas en que viven los protagonistas, pero para el equipo fue un gran desafío; traslados de dos horas diarias, filmar en la nieve y sin acceso a señal fue rudo para todos, pero el calor del equipo humano que se conformó y el material que veíamos que obteníamos frente a la cámara hizo que todo valiera la pena.


Eres actriz y productora, ¿en qué crees ha influenciado cada uno de estos roles a la hora de ejercer tu labor en uno o en otro?


¡En todo! Comencé como actriz en la industria, pero al enfrentarme a la falta de producciones, inestabilidad del medio y dificultad de acceder a proyectos que me movilizaran y desafiaran, decidí comenzar a crear mi propio trabajo. Un camino que me ha dado mucha libertad en mi camino como actriz, ya que hoy me enfrento de otra manera a los castings. Por un lado ya no es un espacio de temor y necesidad de que me den el rol porque de eso depende mi estabilidad económica, no me siento en una posición de desventaja o de “víctima” ya que la persona que dirige, produce o hace el casting tiene el poder de decidir si yo trabajo o no. Siempre cuesta exponerse al rechazo y separar el papel de una misma, pero desde que empecé a producir y actuar en algunas de esas producciones, los castings no son mi única fuente de trabajo y eso da más espacio al error, a la espontaneidad, al juego y pasarlo bien. Por otro lado, comprender como se toman las decisiones detrás de cámara te hace despersonificar el rechazo, entender que no se trata de ti o tu talento, si no de tantos otros factores que no manejamos y no podemos prever. Es casi como enamorarse.


También el estar detrás de la cámara te hace más empática con todo el equipo, entiendes porqué se toman muchas de las decisiones y también entiendes qué se necesita de ti frente a la cámara en pro de la historia. En cuanto la carrera y formación como actriz me permite analizar los guiones desde los personajes y vincularme mucho desde lo creativo con mis directores, ademas de poder empatizar con las y los compañeros delante de cámara, entender sus procesos de creación e intentar darle más espacio creativo a los actores en la puesta en escena, cuidar las actuaciones en el proceso de edición e intentar desafiar ciertos estereotipos y ampliar la mirada en el proceso de casting.


Nuestra Memoria participa en Tallinn en el Mercado de Coproducción. Hablemos de esta participación y las expectativas del evento.


Es un espacio muy interesante para abrir caminos de nuevos modelos de coproducción y colaboración con países que históricamente han estado fuera de las producciones latinas, pero con los cuales compartimos una historia reciente en la lucha por permanecer en democracia, entre otras cosas. Es la primera vez que estamos presentes en este espacio y será un mercado enfocado en el networking y exploración del territorio Báltico y sus oportunidades.

Específicamente la participación de “Nuestra Memoria” en el Baltic Event Coproduction Market estará enfocada en reuniones con agentes de ventas, distribuidores y canales de TV europeos que se interesen en aportar el gap faltante para finalizar la película y luego distribuirla mundialmente. Elegimos este mercado por el fuerte foco que tendrá el trabajo de Matías Rojas, quien estrena en la competencia oficial del festival su segundo largometraje “Un Lugar Llamado Dignidad”, además de la presencia de empresas alemanas, país en el que es natural distribuir la película, ya que un 50% de esta es hablada en alemán, tres de sus protagonistas tienen nacionalidad alemana y la historia que se cuenta tiene estrecha relación con este país.


Conocí a Matías en el FICCI con “Raíz”. Desde ese entonces tiene cuatro producciones más por delante. ¿Qué destacas de él como director y guionista?


Este es mi primer proyecto con Matías y espero que no sea el último. De hecho, ya estamos en conversaciones para sus próximas historias. Matías tiene una comprensión muy profunda del lenguaje cinematográfico no solo como director, sino también como guionista y montajista, lo que le da una capacidad única de usar todos los contratiempos propios del set a su favor, cambiando componentes de la historia en unos minutos y dirigiendo el set con mucha confianza, pues reescribe in situ y va montando en su cabeza, siempre teniendo muy clara la historia que quiere contar. Por otro lado, el privilegiado conocimiento del lenguaje cinematográfico permite a Mati desafiarlo y romper sus reglas, lo que hace que su cine siempre sea sorprendente, pues hace combinaciones inesperadas de géneros y formatos. Como guionista su creatividad es inagotable y la capacidad que tiene de bajar ideas al papel es bastante sorprendente, lo que hace muy dinámico el trabajo con él.


Hablemos del ejercicio de producir realizado por mujeres y en Latinoamérica en estos tiempos. ¿En qué crees se ha avanzado? ¿Qué nos falta?


Creo que en el último tiempo hemos avanzado mucho como productoras latinoamericanas, hemos creado redes y espacios de formación como el Producers Network de Sanfic Industria u otras asociaciones que agrupan a mujeres y disidencias en distintos países de Latinoamérica, luchando desde esta asociatividad para visibilizar el trabajo de las mujeres tras la cámara. Estamos logrando cuotas y que se nos aseguren espacios para poder crecer como profesionales con igualdad de oportunidades que nuestros compañeros hombres.

Me gusta mucho ver que desde la producción podemos generar modelos y equipos más equilibrados y equitativos, rompiendo con los diseños de producción piramidales y patriarcales, generando espacios laborales basados en el respeto y la colaboración. Esto se refleja frente a la cámara, todo el ecosistema que existe detrás de una producción es gran parte de lo que luego recibe el público. Pero claro que nos falta, falta visibilización del trabajo de las productoras como motor creativo de los proyectos, hoy hay muchos más espacios abiertos para directoras mujeres, que para productoras y el cine es una labor conjunta, un director sin un productor no tiene proyecto y viceversa. También estamos muy en deuda con las madres, necesitamos espacios de guardería en festivales y rodajes y medidas para que las madres no se vean obligadas a perder oportunidades laborales por no tener con quién dejar a sus hijos, hay un largo camino por recorrer, pero poco a poco vamos avanzando.


Cuéntanos de tus próximos proyectos en ambos roles.


Como productora estoy desarrollando tres largometrajes y dos series de televisión, todas coproducciones internacionales y de creadores distintos, cada uno con un sello propio: “Ahora vienen por nosotros” de Shawn Garry, que es un drama con tintes de thriller y estética neo-noir, que habla sobra la radicalización de los seres humanos y la normalización de los discursos de odio. El proyecto ha sido premiado y participado en distintas instancias de desarrollo como Santiago Lab y encuentro de coproducción FICG, está acogido a la ley de donaciones culturales en Chile y esperamos respuesta del fondo audiovisual. Con “Niño Hombre” estamos seleccionados en Bolivia Lab y esperamos respuesta de Ibermedia Codesarrollo; es la multipremiada ópera prima de Paula Romaní, creadora joven con una mirada muy particular, que devela problemáticas sociales con una escritura sutil y cargada de simbolismo. Por último, en cine estoy en etapa de pitch a plataformas del dramedy “You Tell Me” de la directora de Netflix Jacqueline Pepall, proyecto basado en la perdida de memoria de mi papá tras una reacción alérgica a fármacos, el cual también protagonizaré. Como actriz, además de seguir presentándome regularmente a castings en Chile y México, también estoy confirmada con un papel en el largometraje colombiano “Sembradoras” de Christian Mejía Carrascal y esperamos luz verde para la fecha de rodaje.

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